Postres árabes: un dulce viaje por Oriente Medio

Si hay algo que me hace perder los estribos son los postres árabes.

Pero no cualquier dulce.

Me refiero a esos que nos hacen cerrar los ojos al primer bocado y emitir ese sonido involuntario “hmm”.

Y si hay un lugar en el mundo que sabe cómo hacerlo con maestría, ese lugar es Oriente Medio.

Son fragantes, ricos, llenos de historia y repletos de ingredientes que son buenos para el alma.

Si nunca has probado un buen Baklava o un Atayef, amigo mío, es hora de corregir ese hueco en tu currículum gastronómico.

Y como no soy de guardar secretos, os voy a contar algunos de los postres árabes más increíbles que han pasado por mi boca.

Baklava: el rey de los postres árabes

Si alguna vez has oído hablar de un postre árabe, probablemente haya sido el baklava.

Y mirad, no es para menos, este dulce es un espectáculo, hecho con finísimas capas de masa filo, relleno de nueces o pistachos y aderezado con un chorrito de sirope de miel o agua de azahar, es crujiente por fuera, húmedo por dentro y absurdamente adictivo.

Ahora os voy a contar un secreto: el baklava perfecto lleva tiempo.

No puedes apresurar este proceso.

La masa hay que montarla con paciencia, capa a capa, y el almíbar hay que absorberlo poco a poco para darle ese toque pegajoso que se pega a los dedos (y al alma).

Si tienes la oportunidad de comer uno elaborado por alguien que sigue la receta tradicional, aprovechala, porque es una experiencia trascendental.

Atayef: el panqueque árabe que debes probar

Ahora bien, si te gustan los panqueques, en Atayef te volverás loco.

Este dulce es básicamente una tortita rellena, pero con ese toque mágico de la repostería árabe.

El relleno se puede hacer con frutos secos, queso dulce o incluso nata con agua de rosas (sí, es una explosión de sabor).

Una vez relleno, se puede freír o servir fresco, acompañado de un almíbar perfumado con cardamomo.

¿Lo mejor de todo? Puedes hacerlo en casa sin necesidad de ser un maestro pastelero.

La masa utiliza ingredientes simples como harina, levadura y leche, y el resto depende de la creatividad en el relleno.

Si quieres impresionar a alguien, sirve Atayef en tu próxima cena y observa cómo se le iluminan los ojos con el primer bocado.

Kunafa: El dulce crujiente que se derrite en la boca

Kunafa (o Knafeh) es para aquellos que gustan de un postre con texturas contrastantes.

Es crujiente y suave a la vez, con la cantidad justa de dulce y absurdamente delicioso.

Este dulce está hecho con hebras de masa kataifi (similar a fideos muy finos), rellenas de queso o crema y horneadas hasta que estén doradas.

Después recibe una generosa cantidad de almíbar aromatizado con agua de azahar o de rosas.

La primera vez que probé Kunafa, me quedé sin palabras.

La combinación del crujiente de la masa con el queso derretido y el aroma del almíbar fue un shock de felicidad en mi paladar.

Si nunca lo has comido, te sugiero que corrijas eso lo antes posible.

¿Qué hace que los postres árabes sean tan especiales?

Bueno, además del sabor inconfundible, los dulces árabes tienen ese toque cultural que marca la diferencia.

Ingredientes como pistachos, agua de rosas, azahar, dátiles y miel no están ahí por casualidad.

Son parte de una tradición culinaria que se extiende a lo largo de generaciones. Comer un postre árabe es como viajar sin salir de casa.

¿Y lo más genial? Podrás encontrar estas delicias en pastelerías especializadas o incluso intentar elaborarlas en casa.

Lo importante es permitirte probar estos sabores y sentir en tu piel (o mejor dicho, en tu paladar) lo que hace de la repostería árabe una de las más apasionantes del mundo.

Así que, si te apetece endulzar tu vida de una forma especial, ya sabes qué hacer: elige uno de estos dulces, tómate un buen café o té y emprende este viaje gastronómico.

No te arrepentirás.